lunes, 22 de octubre de 2012

La maratón de Berlin (septiembre 2011)


Éstas son las fotos de Polete (¡entonces tenía un año!) al llegar a casa desde Berlin con nuestra medalla:





Y éste es exactamente el email que envié al acabar esta maratón a mi familia y amigos:

"Hace 6 meses me sentaba una noche ante el ordenador para escribir un mail muy largo, tanto como éste que estoy empezando ahora...(aviso para navegantes;) Muchísimos de vosotros me dijisteis que os había encantado compartir la experiencia, así que recordando vuestras palabras os compartiré también la segunda...

Entonces os compartí la ilusión de haber conseguido acabar mi primera maratón, un reto que me costó sudor y lágrimas, más de las segundas que del primero, por culpa del desafortunado accidente de moto que fustró mi primer intento semana y media antes del evento...Conseguir correr y acabar mi primera maratón no sólo significó arrancarme una espina enorme que estaba no ya clavada sino casi enquistada, sino que, además, me quedé irremediablemente contagiada por el espíritu de autosuperación que implica preparar, correr y acabar una maratón. Asi fue como decidimos, con Sergi, que nos apuntaríamos a una segunda maratón, esta vez en Berlín, al cabo de sólo 6 meses, para volver a revivir bien pronto la experiencia. Y también para dejar tiempo suficiente para que, en el interim, pudieran operarme de la vesícula, recuperarme y ver si sería capaz de volver a hacer el mismo esfuerzo con un órgano menos en el cuerpo, ya que no las tenía todas conmigo…

Pero, ¡ay!, pecamos de novatos. Desconocíamos que entrenar para una maratón en septiembre en Berlín iba a ser muy diferente que entrenar para correr en marzo en BCN, tanto por el entreno en si como por el día mismo de la carrera.

Correr una maratón a finales de verano implica tres cosas, que como todo en esta vida, cuando te las explican parecen obvias, pero que cuando estas haciendo la inscripción en la pantalla de tu ordenador no siempre lo son:

- una: que debes entrenar durante el verano, lo que significa correr bajo un calor sofocante la mayoría de las veces, por no decir absolutamente todas. Si, por alguna de aquellas casualidades, quisieras alternar algun día de la semana para intentar disfrutar de la sombra más alargada de la tarde, entonces tienes que luchar con ese permanente deseo como madre de poder estar en dos sitios a la vez, facultad que desgraciadamente ni se ha inventado aún ni se conoce que esté actualmente en proceso de investigación.

- dos: al entrenar en verano, dependes única y exclusivamente de ti mismo  durante las carreras largas, ya que debido precisamente al calor que comentaba antes, no hay mas que una sola media maratón oficial en Cataluña que se celebre en verano, la de Sabadell. Eso implica que, los días que te toca correr 22, 25 o 28 kms, no tienes ni la diversión de un crono oficial que superar (sí, sí, ¡eso a algunos eso nos divierte!), ni nadie que te anime (espectador o corredor) a lado y lado del camino. Estás tú, tu compañero de entreno y tu reloj. 

- tres: verano, como le suele pasar a la mayoría de españoles, implica vacaciones. Pero el entreno es como las tiendas 24h, no perdonan ni domingos ni festivos. Así que también en vacaciones conectas la alarma del móvil, para ir a entrenar por turnos y llegar a una hora respetable a la playa, que para eso son vacaciones.

Pero lo mas grave del tema es que este reto te lo has buscado tú solita, nadie te ha obligado, con lo cual tampoco te puedes empezar a quejar a familia y amigos como si te hubiera tocado estar en una mesa electoral un domingo cualquiera de invierno.

Correr la competición fuera de tu ciudad también tiene implicaciones, pero éstas las conseguimos superar todas bastante dignamente:

- competir en una de las "Big 5" implica que tienes que compartir instalaciones con otros 50.999 corredores. Todos ellos también se han hidratado convenientemente antes de empezar y, por supuesto, están igual de nerviosos que tú, así que...¿qué os imagináis que suele pasar minutos antes del principio de la carrera? ¡Lo habéis acertado: que todos tienen pipí al mismo tiempo! Y por mucha y muy buena organización germánica, evidentemente no hay lavabos móviles para tanta gente. Así que todo el mundo se busca la vida como puede. Y nosotros no fuimos menos. A lo largo de las tiendas de campaña montadas para la ocasión, había una larga hilera de corredores, sin distinción de sexo, raza, profesión o clase social, unos de pie (hombres), otros en cuclillas (mujeres), compartiendo un momento tan íntimo en comunidad. Por fortuna, todos llevábamos una larga bolsa de basura que nos habían proporcionado el día anterior para combatir el frío, así que por suerte las mujeres podíamos gozar de cierta discreción. Y la suerte quiso, a diferencia de la otra maratón, que el señor Roca se esperara para volver a verme hasta el hotel.

- al correr fuera y no poder llegar en tu propio vehículo, tienes que guardar la ropa de abrigo en un guardarropía, junto con la de los otros 50.999 corredores. A pesar de la mencionada organización y de llevar mapas de las diferentes tiendas de campaña donde recogían la ropa por número de dorsal, llegado el momento nos perdimos como mucha otra gente y no había manera de encontrar la tienda que nos tocaba a nosotros. Por un momento llegamos a creer que correríamos la carrera con la bolsa de la ropa de abrigo a cuestas. Tuvimos la suerte (o le dimos suficiente pena) a un señor mayor que hacía de voluntario, quien al ver mi estado de nervios se compadeció y se ofreció a llevar personalmente nuestras bolsas a las tiendas que tocaban. Y no sólo eso, sino que al darse cuenta de mi necesidad de cambiarme pantalones largos por cortos (debido a la previsión de sofocante calor anunciada), ni corto ni perezoso cogió mi bolsa de basura de abrigo gigante y me tapó por detrás para que pudiera cambiarme como si estuviera en la playa. No sabrá nunca cuántas veces se lo agradecí cuando nos caía el sudor a gotas durante la carrera...

- pero lo más importante, para mi, es que al no correr en tu ciudad, o pagas un billete de avión a tus amigos o familia, con lo que tu reto te sale por un ojo de la cara, o no va a haber nadie conocido entre el público. Pero ahí mi querido marido, que sabe lo crucial que es el apoyo emocional de los suyos para la abajo firmante, tuvo la idea del siglo. Vía mail consiguió "transportaros" a los más cercanos con nosotros hasta Alemania. Las azafatas del vuelo de Air Berlin tendrán una anécdota más para explicar a sus nietos de la casi inundación que tuvieron un día a bordo cuando a una de sus pasajeras le fueron entregadas todas las muestras de cariño de los que la quieren. Como en su día dijo Armstrong, a lo mejor para vosotros pudo ser un pequeño gesto, pero para mi fue UNA GRANDISIMA AYUDA. Lo hubiera sido en condiciones normales, pero esta vez aún más, porque además de ser fuera de casa, llegue al día de la carrera con un dolor de talón tan fuerte que el día antes pensaba que no la podría acabar. Al poco de empezar la carrera, imagino que por una forma poco habitual de correr para evitar al máximo el dolor del pie, empecé a notar unos pinchazos horribles a lado y lado de las rodillas. Pensaba que se me irían al entrar mi cuerpo en calor, pero iban pasando los kilómetros y el dolor no aflojaba, sino que iba a más. Así que, mentalmente, fui sacando, una a una, cada una de las muestras que me habíais enviado: el telegrama de Clara y Lluis (Clara, no sabía que aún se envian telegramas, ¡brutal!), el tantas veces recordado poema de Espronceda de Cocó y Alex (que por cierto me ayudó muchísimo a volver a ritmo en los últimos kms cuando las piernas ya me fallaban, Alex, ¡tienes que probarlo!...), los carteles de ánimos especialmente diseñados para la ocasión de Cris T (con frase para la posteridad), de Eli y Miguel (¡de foto!), Gisela y Toni (genial la manifestación) y el dibujo de la carrera de Carlitos encargado con cariño por su madre (carteles y dibujo que me iba superponiendo a las pancartas de los espectadores, para hacerlas mías), el blog de Cris S con mi nombre en el podio (algún día, algún día...;), el compendio de mis mails del sabático hecho con todo el esfuerzo (¡de admirar!) y cariño por Patricia, la foto del pequeño Marc también corriendo como yo (Carol y Albert, vuestro pitufo promete...), el masaje virtual de ratón de Mabel, el carpe diem de Alfredo que a su vez sufría la half de Berga, animado por Cris A que iba a gritarme fuerte desde allí para que la oyera, los concienzudos argumentos de David de porqué iba a llegar y superar mi marca de BCN, los mensajes de ánimos de Gemma, de Yolanda, de Marta y Lluís, de Maria y Melchor, la energía positiva de Anna & su familia, la poesía de Helena, les blagues de ma cherie Julie, el mensaje desde Telequito de Uri y Noelia (que cumplí ;), las fotos de Mariona y Miki para tomar ejemplo, el acrónimo de Mónika, los ánimos de JL y familia, el mensaje de disfrutar tras la dureza del entreno de Ferran y Eli (basado en su dilatadísima experiencia), las palabras justas para la ocasión, como siempre, de mis padres...

Cada mensaje me quedó grabado en la mente y como si pusiera un CD, en los muchos momentos y muy duros a lo largo de la carrera, los fui sacando. Salieron todos, en desorden, algunos más veces, otros menos, pero todos y cada uno contribuyeron a que fuera avanzando kilómetro a kilómetro. Y al llegar al 35, después de mi tercer gel e intentar que cayera más agua del vaso dentro que fuera de la boca (beber de un vaso corriendo es más difícil que correr 42 kms seguidos) y no morir arrollada por los otros 9.999 que a estas alturas debían estar corriendo a mi lado, mis piernas empezaron a quejarse alto, muy alto. Parar era lo peor que podía ofrecerles, pero tenía tanta sed que necesitaba hacerlo, ya que hacía un calor asfixiante. Así que me imaginé a todos vosotros, uno por uno, mientras pensábais qué decirme y cómo componíais el mensaje para enviármelo...Y entre telegramas, fotos y dibujos, por arte de magia, llegué hasta el 41.

SÓLO quedaban 1,195ms de la meta. AÚN quedaban 1,195 para la meta. Pero Sergi, quien había sufrido horrores los últimos 3 kilómetros, al ver ya la Puerta de Brandenburgo al fondo, me cogió de la mano y gritó con toda su alma: "¡¡¡Esto va por Polete!!!". Oir esto, ver su cara  sonriendo y en su sonrisa la sonrisa de Polete, hizo que se desbordaran las lágrimas contenidas durante tanto rato, lágrimas de rabia por el sufrimiento padecido, lágrimas de emoción cuando había leído vuestros mensajes por primera vez 36h antes, lágrimas por todos los nervios para llegar a todo y a todos durante los últimos cuatro meses, lágrimas por mi hijo que ahora estaba en Tordera con sus abuelos y no podía estar conmigo disfrutando de ese momento, lágrimas de adoración por mi marido, que se había esforzado por traeros a todos a Berlin conmigo a animarme y quien ahora me cogía de la mano mientras cruzábamos la puerta de Brandenburgo. El resumen: 3.32h, casi 20 minutos menos que en Barcelona, llegando entre el 5% primero de todas las chicas que corrieron la carrera...Un orgullo cruzar esa puerta, una puerta tan simbólica, símbolo de división durante mucho tiempo,  símbolo de unión ahora, símbolo de triunfo personal en ese momento. Una puerta coronada por la cuádriga de la victoria, la victoria de volver a plantearse un reto, la victoria de volver a llegar a la meta, la victoria de volver a superarse...

Al llegar a casa, lo primero que hemos hecho ha sido entregarle a Polete la medalla que de nuevo tanto sudor y tantas lágrimas nos ha costado (de nuevo más de las segundas que del primero), la medalla que con tanto orgullo y esfuerzo le dedicamos el domingo. Compartir, junto con Sergi, esta medalla con él me llena de orgullo, así como compartir este mail con vosotros. Aunque hoy camine literalmente como una luchadora de sumo.Porque ni sin Polete ni sin Sergi ni sin vosotros hubiera sido capaz de llegar hasta aquí otra vez. Así que, de nuevo, gracias a todos. Estoy segura que, con vosotros, volverá a haber una tercera vez, algún día, en algún otro lugar..."

¡¡¡Y aquí está el diploma que tanto sudor y lágrimas me costó!!!


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